Cuando en una sociedad hay dioses, hay también pequeños diablos. Los segundos son la necesidad de los primeros. Los primeros son la desgracia de los segundos.
La Madame, Bárbara de Blomberg, burguesa de clase media, fue una de esas diablesas que cayó bajo el carro del dios Imperator y en consecuencia perdió cuanto pertenecía a su clase: padres, hijos y nietos.
Describe esta obra cómo los poderosos son lobos para sus vasallos y por qué debemos ser ciudadanos. No conformarse con menos y gritar siempre muy alto: libertad, igualdad, fraternidad.
Porque, sin esto, la historia tendrá siempre pobres diablos, a más de diablos pobres.